12 de octubre: ¿descubrimiento o invasión?
Hace 528 años se escuchó a las 2 de madrugada la palabra más esperada a bordo de un barco que llevaba 72 días en altamar. Rodrigo de Triana, un joven sevillano, fue el primero en gritar “¡Tierra!” a bordo de La Pinta. Según la promesa de los Reyes Católicos, la primera persona que avistara tierra durante el viaje en el Océano Atlántico recibiría 100 mil maravedíes. El equivalente actual a 100 mil maravedíes de finales del siglo XV es de aproximadamente 1 millón 600 mil euros o 33 millones y medio de pesos mexicanos (sí, con el actual tipo de cambio). Mantenerse despierto durante la noche en los puestos de vigía podía ser una gran inversión; una palabra podría resolver económicamente la vida de un marinero y seguramente de varias generaciones de descendientes. Los Reyes Católicos, sin embargo, no cumplieron su promesa. Rodrigo de Triana nunca recibió un solo maravedí por parte de la corona, pero sí recibió una recompensa por parte de Cristóbal Colón: un jubón de seda.
Lo que Rodrigo de Triana vio fue una isla que Cristóbal Colón llamó San Salvador. La isla hoy forma parte de un país conformado por más de 700 islas y donde se habla inglés: Bahamas. La isla se llama ahora Watling Island. Sin embargo, los indios taínos no tenían noticia de que la isla sería conocida con un nombre en castellano y no como Guanahani, el nombre con el que ellos se referían a ese pedazo de tierra caribeña. Tampoco conocían la razón de su nuevo nombre. San Salvador fue llamada así en honor a Jesucristo.
Según los conceptos de Historia que se enseñan en las escuelas en la mayoría del mundo, no fueron los habitantes de Guanahani quienes descubrieron tres carabelas que navegaban desde el Este, sino que fueron los tripulantes de esas tres carabelas quienes “descubrieron” una tierra con todo y sus pobladores, una tierra que si fue des-cubierta, entonces estaba cubierta, oculta, para los ojos europeos.
¿Descubrimiento o invasión?
Fue un hecho que tres barcos castellanos capitaneados por Colón llegaron a las islas del Caribe, pero, como dice el historiador mexicano Edmundo O’Gorman, cuando se habla del “descubrimiento” de América, se habla de la interpretación de un hecho. Sería también la interpretación de un hecho si habláramos del “descubrimiento” de tres carabelas por el pueblo taíno. Pero, ¿por qué hasta ahora predomina una interpretación y no la otra? La respuesta está en la eficiencia de las armas con ayuda de las cuales se colonizaron los más de 43 millones de kilómetros cuadrados del continente americano y se sometieron violentamente a los pobladores originarios.
Dice O’Gorman que “la idea misma de que América fue descubierta es una manera de entender los acontecimientos”, que “el hecho mismo de la interpretación es tan histórico como el otro”, como la llegada de tres carabelas a una isla del Atlántico.
Hablar del “descubrimiento” de América y de la gente que habitaba el continente antes de que siquiera se llamara de esa manera, es un hecho tan histórico como cualquier otro porque implica una interpretación muy clara y parcial: que esta tierra y las personas que las habitaban no existían antes de la llegada de los europeos, que la Historia todavía no conocía este continente que se extiende entre los dos polos y, por lo tanto, que la Historia es un relato cuyo monopolio es eminentemente europeo. Dice Walter Mignolo, semiólogo argentino, que el concepto de historia ha sido un privilegio de la modernidad europea y que para ser parte de esa historia, hay que dejarse colonizar.
América no fue descubierta, pero al mismo tiempo sí lo fue. No fue descubierta porque ya había gente que habitaba estas tierras y definitivamente existía el continente con sus montañas, ríos y lagos; pero sí lo fue sólo en cuanto a la interpretación de la llegada europea al continente. La manera de narrar el pasado, los nombres que se usan para definir las cosas, como el caso mismo de “América”, que se llama así por Amerigo Vespucci, ha sido controlada por Europa. Las personas oriundas de estas tierras no fueron respetadas como sujetos, como personas que se podían autodefinir y que podían contar su propia versión de la historia (existen algunos ejercicios de recuperación como el hecho por el doctor Miguel León Portilla en su libro La Visión de los Vencidos).
El término “descubrimiento de América” tiene invariablemente la connotación colonialista y eurocentrista de un hecho, practicamente es un nombre amigable para la invasión que fue. Empezando por las lenguas más usadas en el continente americano, las formas de relacionarse socialmente (nunca hay que olvidar que la enorme cantidad de riqueza extraída del continente se hizo durante decenas y decenas de años con trabajo esclavo), la discriminación por el color de la piel y hasta las formas jurídicas que se usan en los países americanos, muestran la imposición cultural derivada de la invasión que comenzó a finales del siglo XV.
Además el término “descubrimiento de América” implica que la idea de que todo el continente, con todos sus recursos y su gente, estaba disponible sólo para los europeos que llegaban. La gran cantidad de grupos indígenas, desde Canadá hasta la Patagonia fueron fuertemente sometidos y asesinados. El “descubrimiento” también desencadenó un genocidio (que sigue sin ser reconocido internacionalmente) en el que perecieron millones de indígenas americanos. La disminución demográfica de grupos indígenas, que también fue provocada fuertemente por las epidemias y enfermedades importadas de Europa y del Norte y Oeste de África. El genocidio no sólo se refiere a la población indígena, sino también a la población negra que fue esclavizada e importada a América por la disminución de fuerza de trabajo indígena.
12 de octubre, día de muchos nombres
El 12 de octubre se festeja o se recuerda en varios países del continente americano el día del del descubrimiento de América
A todas luces, una celebración eurocentrista con un obvio trasfondo de colonialismo. Las viejas colonias deben celebrar su “descubrimiento” y la violenta “civilización” en la que murieron millones de personas. Y la fiesta no termina allí, sino que el 12 de octubre 1914 Rodríguez San Pedro pronunció un discurso en el que dijo:
Este día aniversario del descubrimiento de América, celebremos la Fiesta de la Raza Española, que ha tenido providencialmente la fortuna de llevar la bandera de la civilización y del progreso en aquella memorable empresa, realizada por Colón bajo los auspicios de la gran reina Isabel la Católica.
Entonces es un día en el que se celebra el día de la raza española, representada por Rodríguez San Pedro como la portadora de la civilización y el progreso. ¿En qué momento civilización y progreso significa sometimiento colonial y muerte?
No deberíamos seguir usando este nombre para referirnos al 12 de octubre y habría que preguntarnos si debemos celebrar un “descubrimiento” que implicó la destrucción de cientos de culturas en América. Más que celebrar debemos recordar dignamente.
De hecho, en algunos países se dejó de celebrar y se le reivindica desde este lado del mundo. Por ejemplo, desde 2007 Argentina comenzó a usar el término Día del Respecto a la Diversidad Cultural; Chile desde el 2000 usa Día del Encuentro de Dos Mundos; Perú lo llama el Día de los Pueblos Originarios y del Diálogo Intercultural. Los países que más han reivindicado el día como un día de lucha y resistencia son Bolivia y Venezuela, quienes se refieren al 12 de octubre como Día de la Descolonización y Día de la resistencia indígena, respectivamente.
La reivindicación del nombre del día no sólo sucede en América Latina. En Estados Unidos se ha referido históricamente Columbus Day [Día de Colón] al segundo lunes de octubre. Sin embargo, un número creciente de comunidades están comenzando a usar el término Indigenous People’s Day [Día de los pueblos indígenas], el cual se había propuesto desde hace 40 años.
Fuente: medium.com